''El universo lo quiso para mí''

Cómo el Camino cambió su vida

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Es lunes por la mañana y estoy caminando por Los Caños de Meca (España) hacia mi cafetería favorita para trabajar. Decido no tomar el camino más corto por carretera, sino caminar por la playa. En el camino mi mirada se topa con una furgoneta camper gris, mis ojos se fijan en una pegatina que hay en el lateral, me acerco y veo que es una señal del Camino de Santiago, la concha. Espontáneamente llamo a la puerta y ¡un! Poco después asoma la cabeza por la puerta la italiana Ilaria Pazienza (37 años), ¡solo está preparando café! Señalo el caparazón de su autobús y le pregunto si ha hecho el Camino. Ella me dice con entusiasmo que efectivamente ha hecho el Camino e incluso tiene un tatuaje del Camino en la pierna. Propongo concertar una entrevista y unas semanas después nos encontramos en El Palmar, un pueblo más alejado. Durante unas vacaciones en Colombia, Ilaria se dio cuenta de que las cosas tenían que cambiar en su vida. Ella ya no era feliz. Trabajar todos los días en una oficina de 9 a 5 en una ciudad con muy poco sol no le sirvió de nada. Cuando terminó su relación de 12 años y ya no le permitieron trabajar en línea después de Corona, decidió dejar su trabajo y empezar a caminar, caminar hasta Santiago de Compostela. Ella emprendió el viaje sin ninguna preparación. El hecho de que había dejado todo atrás la puso muy ansiosa al principio, ¿qué debería hacer a continuación? También tuvo que aprender a tomar decisiones por sí misma nuevamente después de una relación tan larga. En un pequeño pueblo justo antes de Burgos quedó varada con muchas ampollas. El miedo de no poder caminar más la golpeó y temió perder a su familia Camino y quedarse sola. Estaba sentada en un bar con lágrimas en los ojos. Un peregrino que conocía en el camino se dio cuenta de que estaba pasando por eso y se apiadó de ella y le aseguró que lo iban a hacer juntos, aunque lentamente, paso a paso. Cuando llegó a Santiago, ella todavía no tenía idea. lo que quería hacer con su vida, pero a través del Camino se dio cuenta de que podía hacer lo que quisiera. Aprendió que no tenía que tener todas las respuestas de inmediato; eso le traía una especie de paz y calma. La vida es un proceso, "el camino" y ella puede disfrutarlo, no más estrés. Se compró una camper y se fue a España con su perro.

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